Las bibliotecas que trabajan con redes de preservación digital defienden el valor de preservar el contenido vital para sus instituciones y el país, en su propio territorio.También protegen valores como asumir la responsabilidad y garantizar el acceso a largo plazo. Además de demostrar liderazgo y colaborar con una solución global distribuida en todo el mundo.
Así lo expresó el Dr. Miguel Ángel Márdero Arellano, presidente de ISTEC y coordinador de la Rede Brasileira de Preservação Digital Serviços Cariniana del Instituto Brasileiro de Informação em Ciência e Tecnologia (IBICT), en el marco de su participación como ponente del VII Foro Virtual Agenda 2030, organizado por la Universidad Nacional Autónoma de México – UNAM.
Durante su intervención en una mesa redonda sobre bibliotecas universitarias, que compartió con el Dr. Antonio Sánchez Pereyra (Dirección General de Bibliotecas y Servicios Digitales de Información de la UNAM, Miguel Ángel destacó que la preservación digital implica un largo horizonte temporal.
“Los métodos pueden y deben evolucionar con el tiempo”, aseguró.

“No tenemos por qué resolver esto solos. De hecho, otros podrían haber logrado avances significativos sin que nosotros los notáramos”, agregó el presidente de ISTEC, advirtiendo que la preservación digital debe ser sostenible para ser alcanzable.
Entre las definiciones que realizó Miguel Ángel Márdero Arellano, durante su ponencia se encuentran las siguientes:
Cuanto más insulares seamos en nuestras elecciones tecnológicas, más ciegos estaremos ante las soluciones comunes.
La tecnología a medida es difícil y costosa de mantener; si es necesaria, puede ser un costo aceptable; pero si es innecesaria, supone un lastre para la misión.
No podemos ignorar el impacto ambiental, económico y laboral de la preservación digital.
Si no adoptamos una solución, los investigadores dentro de 50 años podrían enfrentarse a algo más que una era oscura digital.