Innovación en la educación y la empleabilidad

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por Mónica Luque, directora de ACE – Advanced Continuing Education del Consorcio Iberoamericano para la Educación en Ciencia y Tecnología – ISTEC

Desde mi perspectiva, la innovación es parte de un aprendizaje importante. Pero éste aprendizaje no refiere tanto a procedimientos sino a conocer cómo posicionarse y desde qué lugar interactuar. Y ello es así particularmente ahora, cuando ya se sabe que el cambio no puede implantarse sino a condición de ensamblarse en todos los niveles de la organización. Esto es, de un modo estratégico. Al respecto, deseo transmitirles lo que Constantinos Markides enuncia: “…en innovación estratégica el trick no es ser el mejor jugador sino saber jugar diferentes juegos…”. La cuestión entonces es saber reconocer el entorno y promover nuevas reglas de juego.

No cabe duda que el contenido de la enseñanza se encuentra directamente relacionado con aquello que las sociedades valoran y, también, con las metas que dichas sociedades conciben en torno a sus propias aspiraciones para el logro del desarrollo humano. En este contexto, podemos preguntarnos: ¿por qué es tan importante enseñar y aprender a innovar hoy?

En un mundo globalmente interconectado y en red, conformado por relaciones e intercambios de grandes volúmenes de información, la innovación posee un valor estratégico que debe ser bien entendido. Por un lado, los individuos deben incorporarse activamente a este nuevo e inestable escenario pero, también, deben comprenderlo, asimilarlo y hallar el intersticio que les facilite ser parte activa del cambio. En segundo lugar, se debe desarrollar capacidad para aprender a lo largo de toda la vida, para adaptarse y para prever los cambios por venir.

A esta clase de capacidad o destreza para innovar, Howard Garner (Director del Proyecto Zero -en Harvard-, reconocido por su contribución a la comprensión del modo como opera la inteligencia humana y su desarrollo a través de inteligencias múltiples) la ha identificado como una de las inteligencias más importantes para los próximos años pues implica asimismo la adaptación a un contexto cambiante y, por ello, se encuentra claramente vinculada al desarrollo de las competencias que reclama el medio productivo.

Al respecto, es importante recuperar aquí las declaraciones de la OCDE, en cuyos recientes documentos reconoce que la innovación debe ser parte de las competencias humanas más importantes a desarrollar.

Aunque la capacidad para innovar es apreciada y valorada en el mundo productivo, todavía se le considera un intangible no explicitado claramente y, por ello, se encuentra pendiente de un tratamiento operacional que facilite reconocer sus rasgos más relevantes así como sus áreas de actuación.

Finalmente, en un estudio desarrollado por el BID en el que se somete a examen el estado actual de la innovación empresarial como capital intelectual de las pymes de alto crecimiento en Brasil, México y Chile, se ha hallado una serie de interesantes conclusiones.

  • Una de ellas nos indica que, aunque el desarrollo de productos nuevos y la generación de ideas nuevas son factores determinantes a la hora de explicar el crecimiento empresarial, ello no se traduce en la generación de patentes. No es así en otros países con mayor nivel de desarrollo, donde se valora y protege la producción del capital intelectual. Esta situación nos estaría evidenciando que en nuestros países existe una tradición cultural que aún no ha afianzado la valoración positiva de la capacidad de innovar.
  • Otro rasgo detectado en este estudio nos indica que la innovación de mayor impacto es la de producto y en muchos casos, la iniciativa empresarial asume la conducta de imitar y adaptar el producto del extranjero. Aquí es importante advertir que la innovación en el área de servicios y procesos es aún poco visible.

Quizás lo dicho hasta aquí pueda explicarse por el hecho de que la innovación generalmente es emprendida por capitales propios ya que los préstamos bancarios no son accesibles para la financiación de lo nuevo.

¿Es importante fomentar la innovación? Claramente se puede responder que sí. Y el ámbito laboral constituye sin duda el ámbito privilegiado para estimular el cambio y las nuevas ideas”.